José Luis tenía 35 años cuando fue atacado por una patota integrada por policías y ex militares, que lo secuestró y asesinó.
Como cada año, desde el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación (Cispren) y la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), recordamos a nuestro compañero, un emblema de la defensa irrestricta de la libertad de expresión.
Y es que José Luis Cabezas fue una víctima del poder, de ese poder que, amparado en la impunidad, pretende siempre manejar todos los aspectos de la vida de una sociedad en su beneficio. El ejercicio libre del periodismo no es tolerado, de ahí las presiones y ataques para condicionarlo.
Su figura, inmortalizada junto a la frase “No nos olvidemos de Cabezas”, es un faro que inspira a las nuevas generaciones. Compañeras y compañeros que de distintas formas ejercen este digno oficio de informar. Como periodistas, como reporteros gráficos, trabajando con dignidad todos los días. Siempre con memoria, que es el peor castigo para los enemigos de la democracia.