Se acabó el sueño olímpico para el fútbol argentino. Necesitaba vencer a España para clasificarse a los cuartos de final y solo pudo empatar 1-1. Aquella derrota ante Australia en el debut condicionó a un seleccionado al que no le sobró fútbol ni goles para revertir la situación. Otra vez en Tokio, como en los Juegos de 1964, la Argentina se vuelve tras la etapa de grupos. Una decepción que se reflejó en las lágrimas de Adolfo Gaich, el desplome del capitán Nehuén Pérez sobre el césped, la mirada baja del resto en busca de respuestas que llegarán con el tiempo.