No hay persona a la que no le llegue el momento de padecimiento. El origen de este proverbio tiene relación con la fecha del 11 de noviembre, día en que se celebra la festividad de San Martín de Tours, taumaturgo y milagrero francés, elegido por sorteo patrono de la ciudad de Buenos Aires. Ese día, con motivo de la celebración, la tradición indicaba que se comiera cerdo.
Aparece incluso en textos literarios clásicos importantes, como en la segunda parte de El Quijote, de Cervantes (“Su San Martín se le llegará como a cada puerco”), o en La vida del Buscón, de Quevedo (“A cada puerco le viene su San Martín”), ambas obras del siglo XVII.
Otra versión, afirma que «sanmartín» era el nombre dado a cierto cuchillo que se usaba para trocear a los cerdos. En cualquiera de los casos, la palabra "sanmartín" se escribe con minúscula inicial por tratarse de un sustantivo común y así aparece en todos los diccionarios.
Aparece incluso en textos literarios clásicos importantes, como en la segunda parte de El Quijote, de Cervantes (“Su San Martín se le llegará como a cada puerco”), o en La vida del Buscón, de Quevedo (“A cada puerco le viene su San Martín”), ambas obras del siglo XVII.
Otra versión, afirma que «sanmartín» era el nombre dado a cierto cuchillo que se usaba para trocear a los cerdos. En cualquiera de los casos, la palabra "sanmartín" se escribe con minúscula inicial por tratarse de un sustantivo común y así aparece en todos los diccionarios.