Estas medidas "duras y difíciles" buscan "frenar el ritmo muy elevado de propagación del virus", declaró la mandataria en conferencia de prensa.
"Debemos actuar y es ahora" para evitar encontrarnos "en un estado de urgencia sanitaria", añadió.
Las nuevas reglas dispuestas tendrán un alcance nacional tras lograr un acuerdo en una reunión de crisis con los jefes de gobierno de las 16 regiones alemanas competentes en materia sanitaria.
Los jefes regionales se volverán a reunir en dos semanas para examinar su eficacia y si es necesario ajustarlas.
Entre las nuevas restricciones se anunció el cierre de a partir del lunes de restaurantes, instituciones culturales y el sector de ocio, como los cines, salas de concierto y teatros, o las piscinas.
Asimismo, las reuniones sólo podrán ser de un máximo de 10 personas de dos hogares distintos mientras que las escuelas y comercios podrán permanecer abiertos.
Todas las competiciones deportivas profesionales se celebrarán a puerta cerrada, mientras que las de aficionados quedan prohibidas.
Los ciudadanos son invitados a evitar todos los desplazamientos inútiles, y las estadías en alojamiento reservadas a "fines no turísticos".
Se trata para los responsables alemanes de salvar el período de las fiestas de fin de año, el objetivo es "interrumpir rápidamente la dinámica de contagios para que no sea necesaria ninguna restricción a gran escala en los contactos personales y la actividad económica durante las vacaciones de Navidad", precisa el proyecto de acuerdo.
"La esperanza es tener la situación controlada antes de Navidad" y evitar un reconfinamiento total de varias semanas, subrayó una fuente cercana al gobierno en Berlín.
Los nuevos contagios de Covid-19 subieron a los 10.000 casos diarios, y el miércoles se alcanzó un récord de 14.964 en 24 horas, según el instituto de control epidemiológico Robert Koch.
"La situación es muy grave. Las medidas aplicadas no bastan para frenar la tendencia", había constatado antes de la reunión Armin Laschet, jefe de gobierno de la región más poblada de Alemania, Renania del Norte-Westfalia.
El gobierno no había dejado en estos últimos días de pedir a los alemanes que se queden en casa lo más posible.
Quince días atrás, Angela Merkel y los dirigentes regionales decidieron limitar el número de participantes en reuniones privadas, consideradas como focos de contagio, y ampliar el uso de mascarilla.
Pero fracasaron en su intento de ponerse de acuerdo sobre una estrategia común. Merkel se declaró "insatisfecha", una declaración pública poco común en ella.
Como en toda Europa, el temor es dar un nuevo golpe a una economía convaleciente, y las nuevas restricciones, inclusive menos severas que en primavera, podrían ser fatales para muchas pequeñas empresas.