
" Eres Leyenda " Espacio Rest贸

Cuenta la leyenda que Ansenuza, la diosa del agua, viv铆a en un palacio de cristal en una inmensa laguna de agua dulce. Pose铆a la deidad una belleza sin igual m谩s era cruel y ego铆sta, y aunque nunca le faltaron pretendientes, no conoc铆a el amor.
Un d铆a, mientras recorria la orilla del lago, Ansenuza observ贸 a un joven sannavir贸n tendido sobre la arena. Lentamente se acerc贸 para atacarlo pero al ver al intruso inm贸vil not贸 que se trataba de un fuerte guerrero gravemente herido. El joven, al advertir la presencia de la diosa esboz贸 una triste sonrisa, se sentia morir, y no pod铆a admirar la hermosura que ten铆a enfrente. Ella inmediatamente se enamor贸 de 茅l y, luego de cruzar sus miradas, sintieron un hechizo de amor que les conmovi贸 el alma.
Pero las graves heridas del joven impidieron a la diosa salvarlo y muri贸 en sus brazos. De pronto las calmas aguas del espejo comenzaron a agitarse fuertemente. Llena de angustia y tristeza, Ansenuza no pudo contenerse y comenz贸 a llorar sobre el cuerpo de su amado. Llor贸 tanto, tanto, que sus l谩grimas volvieron saladas las aguas del lago.
Al amanecer del d铆a siguiente, el joven despert贸 y, gracias a las l谩grimas curativas de la diosa, todas sus heridas hab铆an cicatrizado. Al incorporarse noto la incre铆ble transformaci贸n a su alrededor: la playa se habia vuelto blanca y las aguas luc铆an turbias y saladas, pero su amada ya no estaba. Desesperado, el guerrero se meti贸 en el agua a buscarla, se alej贸 cada vez m谩s de la costa y cuando el agua cubri贸 su cintura, comenz贸 a nadar. Sinti贸 que su cuerpo flotaba como si alguien lo sostuviera y lo acariciara, fue entonces cuando supo que su amada estaba alli presente.
Los dem谩s dioses, testigos de aquel gran amor, convirtieron al joven guerrero en una hermosa ave de plumas rosadas y desde entonces, un elegante flamenco, custodia como un fiel guardi谩n, las aguas curativas del Mar de Ansenuza.
Marcelo Montes Pacheco .
"Eres Leyenda" Espacio Rest贸, un lugar con su propia magia en Miramar de Ansenuza. Calle Rivadavia ,camino a Colonia M眉ller


Cuenta la leyenda que Ansenuza, la diosa del agua, viv铆a en un palacio de cristal en una inmensa laguna de agua dulce. Pose铆a la deidad una belleza sin igual m谩s era cruel y ego铆sta, y aunque nunca le faltaron pretendientes, no conoc铆a el amor.
Un d铆a, mientras recorria la orilla del lago, Ansenuza observ贸 a un joven sannavir贸n tendido sobre la arena. Lentamente se acerc贸 para atacarlo pero al ver al intruso inm贸vil not贸 que se trataba de un fuerte guerrero gravemente herido. El joven, al advertir la presencia de la diosa esboz贸 una triste sonrisa, se sentia morir, y no pod铆a admirar la hermosura que ten铆a enfrente. Ella inmediatamente se enamor贸 de 茅l y, luego de cruzar sus miradas, sintieron un hechizo de amor que les conmovi贸 el alma.
Pero las graves heridas del joven impidieron a la diosa salvarlo y muri贸 en sus brazos. De pronto las calmas aguas del espejo comenzaron a agitarse fuertemente. Llena de angustia y tristeza, Ansenuza no pudo contenerse y comenz贸 a llorar sobre el cuerpo de su amado. Llor贸 tanto, tanto, que sus l谩grimas volvieron saladas las aguas del lago.
Al amanecer del d铆a siguiente, el joven despert贸 y, gracias a las l谩grimas curativas de la diosa, todas sus heridas hab铆an cicatrizado. Al incorporarse noto la incre铆ble transformaci贸n a su alrededor: la playa se habia vuelto blanca y las aguas luc铆an turbias y saladas, pero su amada ya no estaba. Desesperado, el guerrero se meti贸 en el agua a buscarla, se alej贸 cada vez m谩s de la costa y cuando el agua cubri贸 su cintura, comenz贸 a nadar. Sinti贸 que su cuerpo flotaba como si alguien lo sostuviera y lo acariciara, fue entonces cuando supo que su amada estaba alli presente.
Los dem谩s dioses, testigos de aquel gran amor, convirtieron al joven guerrero en una hermosa ave de plumas rosadas y desde entonces, un elegante flamenco, custodia como un fiel guardi谩n, las aguas curativas del Mar de Ansenuza.
Marcelo Montes Pacheco .
"Eres Leyenda" Espacio Rest贸, un lugar con su propia magia en Miramar de Ansenuza. Calle Rivadavia ,camino a Colonia M眉ller
Fuente: Mariana Zapata